Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

jueves, 4 de abril de 2013

Un poema de Noé Jitrik

(fuente de la imagen)

DELICIAS


Imagínase uno
que en un cuerpo
en especial de mujer
se encierran delicias
sin cuento
palpables
gustables
se asoma uno
a ese valle
una y otra vez y cree
en el prodigio
de una curva
perfecta
de un ángulo
que lo dice todo
en su perfección

y qué decir de los rostros
y su delicado
sabor
dejan pasar
o trasuntan
otra realidad otra entidad
aun más deseable
sobre todo por los ojos
y por los labios
que otros labios
beben
con ansia y sed
los unos de los otros

uno se piensa
bucal
y mordiente
ingestivo
de cuerpos tan bellos
que causa dolor
verlos tan lejos y tanto ahí
cerrada su esencia
cómo llegar a su esencia
y cuando ese abismo
o valle o sima
parecen disolverse en el abrazo
la delicia de los cuerpos
es un hecho
admirable
innegable
dura lo que dura
y mientras dura dura
una eternidad
borra el tiempo
y borra su trazo
uno es el otro
en el cuerpo del otro
que lo abraza.

- . - . -

Noé Jitrik: El vals de otro tiempo. En Noé Jitrik: Cálculo equivocado. Poemas 1983-2008. Prólogo de Rodolfo Alonso. FCE. Buenos Aires (Argentina), 2009. 

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