Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Un poema de Baldomero Fernández Moreno

Baldomero Fernández Moreno

COLGANDO EN CASA UN RETRATO DE RUBÉN DARÍO 

Aquí nos tienes, Darío, 
reunidos a todos, mira: 
ésta es mi mujer, Dalmira, 
morena como un estío. 
Éste el hijo en quien confío 
que dilate mi memoria, 
y ésta mi niña y mi gloria, 
que de ella no digo nada... 
Cuatro meses es su historia. 

El momento de yantar 
desde hoy has de presidir, 
y hasta el llorar y el reír 
y la hora de trabajar. 
Desde ahí, contempla el hogar 
que no gozaste en el mundo; 
mientras yo, meditabundo, 
cuando mire tu retrato 
te envidiaré largo rato, 
triste, genial y errabundo. 

1926 

- . - . - 

BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO. Poesía y prosa. Selección por Nora Dottori y Jorge Lafforgue. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1968. Pág. 44. 

jueves, 15 de septiembre de 2016

Un poema de Manuel J. Castilla

Manuel J. Castilla


Este que canta ahora, 
este cosechador de La Silleta, 
es Juan Roldán, un niño 
en quien dormida turbulenta sueñas. 

Yo te lo dejo, tierra. 
Tapa su boca con tus polvaredas. 
Amasa su alarido, 
alza su copa, dale tu cerveza, 
y carnaval adentro puñalealo 
con tu baguala entera! 

- . - . - 

MANUEL J. CASTILLA. El gozante. Antología. Selección y prólogo de Santiago Sylvester. Ediciones Colihue. 1ra. edición, 3ra. reimpresión. Buenos Aires, 2015.  Pág. 111. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Un poema de Carlos Rey

Carlos Rey

PREOCUPACIÓN CON UN SILENCIO 

Hace días que no veo al poeta. 
La última vez que lo vi tenía mala cara, es verdad; 
ojeras, 
no son buenas las ojeras; 
muchas veces, son el preludio de algo más grave. 

Hace días que no hablo con el poeta. 
No es que lo extrañe, 
--con todas las obligaciones que tengo, 
pero me llama la atención que no hable, 
justo él que tanta lágrima suelta hacía de sus palabras. 

Hace días que no anda por aquí el poeta, 
que la noche no está despierta 
y que es un olvido la casa; 
y no es que yo lo sienta, 
que para mí, en definitiva, significa más descanso, 
más reponer fuerzas y ser explotado, 
pero me preocupo 
como me preocuparía por la buena salud de cualquier 
ciudadano, sea verdadero o ficticio o, como en este caso, 
improductivo. 

Quizá sentó cabeza, 
finalmente, 
consiguió un trabajo digno que consume su tiempo totalmente 
haciéndolo desaparecer por completo; 
o, quizá viajó, 
finalmente, 
a la gran ciudad luz, la de otro tiempo, 
--¡Reine du monde!-- y se dejó dormir en un sueño, 
junto a sus maestros y sus recetas; 
o, quizá --¡Dios no lo quiera!-- se murió, 
finalmente, 
como se mueren los poetas y el mundo y todo en esta tierra. 

Quizá, 
o quizá no, 
pero --¡ay!-- yo nada sabré hasta que no lo vea. 

- . - . - 

CARLOS REY. El poeta y yo y otros poemas. (Edición de autor.) Pp. 61-62. 

miércoles, 31 de agosto de 2016

Un poema de Hye-Soon Kim

Hye-Soon Kim

NOCHE DE SEÚL 

¿Cuántas cordilleras debo pasar 
para llegar a ti? 
Una hormiguita 
atraviesa 
los pétalos de una rosa de plástico. 

¿Cuántos escalones debo subir 
para despertarte? 
A medianoche subo sigilosamente 
por el ascensor de la luz encendida 
con el cuerpo tembloroso 
hacia tu cuerpo dormido. 

¿Cómo se puede chupar la luz del farol? 
Una polilla 
pica el farol toda la noche 
con su lengua aguda como una aguja. 

de Seúl, mi Upanishad 

- . - . - 

HYE-SOON KIM. Tomado de El tiempo transparente / Cuatro poetas coreanos contemporáneos. Selección, traducción y revisión: Woo-Hoon Choo, Francisco Carranza Romero, Oscar A. Mavila Marquina. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima (Perú), 1996. Pág. 117.

sábado, 27 de agosto de 2016

Un poema de José Pedroni

José Pedroni

SÉPTIMA LUNA 

Frente a frente, en la mesa, que es un humilde altar, 
hablamos en voz baja del que está por llegar. 

Sobre la tinta verde del hule de la cena 
la lámpara proyecta su tibia luna llena. 

Y una penumbra suave refleja en toda cosa 
la flor iluminada de su pantalla rosa. 

Cortado del diario que nos llegó en el día, 
el molde sufre el peso de la copa vacía. 

Molde de camisita que en el papel conserva, 
casi todo el dibujo de un pastor en la hierba. 

¡Molde de camisita con una historia trunca, 
y la palabra siempre, y la palabra nunca

Caído de tus manos, el ovillo de lana 
estira hasta la puerta su purísima cana. 

A tus pies duerme el perro, y a mi calor, liviano, 
el libro recibido de un poeta lejano. 

¡Libro de adolescente, libro desconocido, 
en mis rodillas juntas como un recién nacido! 

Y he aquí que te digo: --Si tal es tu querer, 
también, por tu alegría, yo lo espero mujer, 

Pero que siempre sea dulce de condición; 
no importa, amiga mía, si mujer o varón. 

De modo que en sus manos, ya de José o de Marta, 
el pan se subdivida y el vino se reparta. 

Aunque después los otros, en un olvido cruel, 
sirvan el pan sin ella o el buen vino sin él. 

Así, sencillo y bueno, sencillo y sin fortuna, 
será de los que tienen su símbolo en la luna. 

Que la luna noctámbula, en su piedad remota, 
es moneda de todos, y casi siempre rota. 

- . - . - 

JOSÉ PEDRONI. Gracia plena. Prefacio de Leopoldo Lugones (fechado en Bs. As., 13 de junio de 1926). Librería y Editorial Castellví S. A. Santa Fe (Argentina). 4ta. Edición, 1953. 

domingo, 17 de julio de 2016

Un poema de Luis Cernuda

Francisco Franco

IMPRESIÓN DE DESTIERRO 

Fue la pasada primavera, 
Hace ahora casi un año, 
En un salón del viejo Temple, en Londres, 
Con viejos muebles. Las ventanas daban, 
Tras edificios viejos, a lo lejos, 
Entre la hierba el gris relámpago del río. 
Todo era gris y estaba fatigado 
Igual que el iris de una perla enferma. 

Eran señores viejos, viejas damas, 
En los sombreros plumas polvorientas; 
Un susurro de voces allá por los rincones, 
Junto a mesas con tulipanes amarillos, 
Retratos de familia y teteras vacías. 
La sombra que caía 
Con un olor a gato, 
Despertaba ruidos en cocinas. 

Un hombre silencioso estaba 
Cerca de mí. Veía 
La sombra de su largo perfil algunas veces 
Asomarse abstraído al borde de la taza, 
Con la misma fatiga 
Del muerto que volviera 
Desde la tumba a una fiesta mundana. 

En los labios de alguno, 
Allá por los rincones 
Donde los viejos juntos susurraban, 
Densa como una lágrima cayendo, 
Brotó de pronto una palabra: España. 
Un cansancio sin nombre 
Rodaba en mi cabeza. 
Encendieron las luces. Nos marchamos. 

Tras largas escaleras casi a oscuras 
Me hallé luego en la calle, 
Y a mi lado, al volverme, 
Vi otra vez a aquel hombre silencioso, 
Que habló indistinto algo 
Con acento extranjero, 
Un acento de niño en voz envejecida. 

Andando me seguía 
Como si fuera solo bajo un peso invisible, 
Arrastrando la losa de su tumba; 
Mas luego se detuvo. 
"¿España?", dijo. "Un nombre. 
España ha muerto." Había 
Una súbita esquina en la calleja. 
Le vi borrarse entre la sombra húmeda. 

- . - . - 

CERNUDA: 34 poemas. Mondadori. Madrid (España), 1998. Pp. 35-36. 

martes, 28 de junio de 2016

Un poema de Joaquín O. Giannuzzi


NO MÁS TRABAJO, ABUELO

Supongo que de una vez por todas 
debe estar descansado 
el esqueleto del abuelo hecho un revoltijo en la urna. 
Cruzado de cicatrices de albañil 
y la condecoración de un clavo 
hundido en el húmero derecho. 
Pero no estoy totalmente seguro de que la osamenta 
no sufra sacudidas de vez en cuando: 
cincuenta años de levantar paredes 
quizás no hayan agotado su impulso y el abuelo no quiere 
que oscurezca un resto de energía en el acumulador. 
Pero todo está bien, abuelo. 
Su largo sudor se ha evaporado, formó nubes 
y retornó en la lluvia. Ningún asunto suyo 
fue desperdicio. Por su causa 
la obra continúa en construcción. 
Por gente como usted, la mejor sustancia del planeta, 
salió el sol todos los días. Por usted 
valió la pena estar de pie y agradecido. 
No haga ningún esfuerzo por resucitar, abuelo: 
ya basta de trabajo. 
Y que no se le ocurra 
poner en orden sus propios escombros 
ni ocupar sus vacaciones arrancando 
el clavo de su hueso más heroico y personal. 

- . - . - 

JOAQUÍN O. GIANNUZZI. Del libro Señales de una causa personal (1977), en Obra Poética. Emecé Editores. Buenos Aires (Argentina), 2000. Pág. 239.

martes, 17 de mayo de 2016

Un poema de Raúl Gustavo Aguirre


Raúl Gustavo Aguirre

APOLLINAIRE 

si estuvieras aquí pequeño apollinaire 
aldabonero de las fábulas 
qué bien te beberías este largo horizonte 
en una mesa expuesta al universo 

y tendrías guillermo 
apollinaire de orillas 
puras y germinales 
un río de perfil y una tensa impiedad 
para tu cráneo virgen 
un vértice seguro de tu cuerpo 
el alba donde vibran las cuerdas más profundas 
el sueño de los muros 
el viaje de las puertas 
un obelisco donde estaba el mar 
la sed precipitada de las calles 
y nuestra juventud más allá más allá 

abuelo de la savia 
de las hojas sensibles por donde nacen pájaros 
estarías mirando tu idioma sagital 

estarías mirando cómo de ti nos fuimos 
sobre otros caballos domados en invierno 
sobre una ebria geometría 
y a través de cometas cuya furia 
resistimos y usamos 

tú nos saludarías desde ojos sin puertos 
viejo lobo de mar amotinado 
en la curva del cisne 

- . - . - 

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE. Obra poética. Edición, selección y prólogo de María Malusardi. Epílogo de Rafael Felipe Oteriño. Ediciones del Dock. Colección Pez Náufrago. Buenos Aires, 2015. Pp. 67-68. 

jueves, 21 de abril de 2016

Un poema de Fernando de Herrera


SONETO 

Ahora que cubrió de blanco velo 
el oro la hermosa Aurora mía, 
blanco es el puro sol y blanco el día 
y blanco es el color del claro çielo. 

Blancas tus flechas son que yo reçelo, 
tu arco blanco y rayos de alegría, 
Amor, con que me hieres a porfía, 
blanco es tu ardiente fuego y frío hielo. 

Mas, ¿qué puedo esperar desta blancura, 
pues que su blanca nieve el tierno pecho 
tiene contra mi alma defendido? 

¡Oh beldad sin amor!, ¡oh mi ventura!, 
que ardo yo en mi fuego satisfecho 
y muero en nieve fría convertido. 

- . - . - 

FERNANDO DE HERRERA. Poesía. Edicion, introducción y notas de María Teresa Ruestes. Planeta / Autores Hispánicos. Barcelona, 1986. Pág. 148.

viernes, 8 de abril de 2016

Un poema de Juan Manuel Inchauspe

Juan Manuel Inchauspe

En mi vida 
me jugué por la suavidad y la fragancia de una pequeña 
planta de salvia y, en su lugar, creció una hortiga. 

- . - . - 

JUAN MANUEL INCHAUSPE. Trabajo nocturno  --Poemas completos--. Universidad Nacional del Litoral. Rosario (Argentina), 2010. Pág. 101. 

jueves, 7 de abril de 2016

Un poema de José Martí


AL EXTRANJERO 

Hoja tras hoja de papel consumo:
rasgos, consejos, iras, letras fieras 
que parecen espadas: lo que escribo, 
por compasión lo borro, porque el crimen, 
el crimen es al fin de mis hermanos. 
Huyo de mí, tiemblo del sol; quisiera
saber dónde hace el topo su guarida, 
dónde oculta su escama la serpiente, 
dónde sueltan la carga los traidores, 
y dónde no hay honor, sino ceniza: 
¡allí, mas sólo allí, decir pudiera 
lo que dicen y viven!, ¡que mi patria 
piensa en unirse al bárbaro extranjero! 

- . - . -

JOSÉ MARTÍ. Ismaelillo. Versos libres. Biblioteca 100 x 100. Buenos Aires, 1995. Pág. 117.

martes, 5 de abril de 2016

Un poema de José Martí


XIX 

Por tus ojos encendidos 
y lo mal puesto de un broche 
pensé que estuviste anoche 
jugando a juegos prohibidos. 

Te odié por vil y alevosa: 
te odié con odio de muerte: 
náuseas me daba de verte 
tan villana y tan hermosa. 

Y por la esquela que te vi 
sin saber cómo ni cuándo, 
sé que estuviste llorando 
toda la noche por mí. 

- . - . - 

JOSÉ MARTÍ. Ismaelillo. Versos libres. Biblioteca 100 x 100. Buenos Aires, 1995. Pág. 52. 

domingo, 3 de abril de 2016

Un poema de Mariano Pérez Carrasco

Mariano Pérez Carrasco

XX 

Debajo de tus ojos como dedos 
que se abren al crepúsculo y que sangran 
las palabras se pierden como arena o como viento 

Debajo de tus ojos el océano se agita 
y bailan las estrellas su danza inmóvil en el cielo 

Yo estoy en esa danza de todos los objetos 
en la noche que se apaga con su luna 
en los fuegos pequeños / en el sol 
en la luz en el viento 

Giro y me deshago en el desorden sin centro de las cosas 

- . - . - 

MARIANO PÉREZ CARRASCO. Construcción de cenizas y otros poemas. Alción Editora. Córdoba (Argentina), 2009. Pág. 39. 

jueves, 31 de marzo de 2016

Un poema de Francisco Brines


MADRIGAL CON EPIGRAMA 

Te alejas, ríes. Me preguntas 
lo que daría yo por tener hoy tus años. 

Mira, muchacho, aquello que está hecho 
ya no se puede deshacer. 
Mas dime, ¿qué darías 
por saber, con certeza, 
que habrá de ser el tiempo 
benigno para ti, 
y llegar tu a mi edad? 

Verías a un muchacho malicioso 
que ríe al preguntarte si le envidias 
los años tan hermosos que él te ofrece. 

- . - . - 

FRANCISCO BRINES. En El grupo poético de los años 50. Una Antología por Juan García Hortelano. Taurus. Madrid, primera edición 1978, reimpresión de 1983. Pág. 240. 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Dos poemas de Domingo López Humanes

 
Domingo López Humanes




ESTADO DE EXCEPCIÓN

A veces
- muy de tarde en tarde -
la dicha le visita de improviso
se queda un rato
deambula
mira los libros
y se va
no sin antes advertirle
- apuntándole con un dedo -
que no se haga ilusiones
por el simple hecho
de haber escrito
otro poema

                                    <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*>

DESPUÉS DE TODO

Y sonrió pensando
que las manos vacías valieron
para llenarlas de senos,
de puños en la lucha,
de vasos fraternos de vino,
de otras manos
igualmente encallecidas
y para aplaudir por supuesto
cuando ganaba a veces
el Depor. 

                                <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*>

Domingo López Humanes.http://revista.escaner.cl/node/327 http://www.elfantasmadelaglorieta.com/15_domingo_lopez.htm

Un poema de Cintio Vitier


LA VOZ ARRASADORA 

Ésta es la voz de un contemplativo, no de un hombre de acción. 
Ambas razas, las únicas que realmente existen, se miran con recelo. 
Es verdad que ha habido gloriosas excepciones, aunque bien mirados los rostros, bien oídas las voces, 
la sagrada diferencia se mantiene, y aún se torna trágica. 
Pero el contemplativo entiende y muchas veces ama el rayo de la acción. Casi nunca lo contrario ocurre. 
Ésta es la voz absorta de un oscuro, de un oculto, que ha tenido peregrinas ambiciones. 
Enumerarlas sería realizar un inventario del delirio. 
Baste decir que ha querido romper los límites del fuego en las palabras 
y ha vuelto al círculo del hogar con un puñado de cenizas. 
No, sin duda no lo comprenderéis, salvo los que sois del indecible oficio. 
Se entiende a un pescador, a un viajante, a un maestro, a un asesino. 
Estos hombres se alimentan de lo que hacen; hasta sus sueños y sus fantasmagorías son quehaceres, hechos. 
¿Cómo entender a uno que no ha poseído nunca nada; que no ha tocado una cosa desnuda de alusión; 
que sólo vive y muere en el mundo de lo otro, en el inalcanzable reino de las transposiciones: 
a uno que, de pronto, necesita escribir, como se necesita la comida o la mujer? 
Su suerte es dura, extraña, también irrenunciable. Y sin embargo, o por lo mismo, ya no me preguntéis, 
cada vez que oye la voz arrasadora de la vida, arroja su fantástico tesoro 
y sale cantando y llorando y resplandeciendo, y va silencioso a ocupar el puesto que le asignan. 

Marzo de 1960

- . - . - 

CINTIO VITIER. En Los poetas de Orígenes, selección, prólogo, bibliografía y notas de José Luis Arcos. FCE. México, D. F., 2002. Pág. 336. 

martes, 22 de marzo de 2016

Un poema de Francisco Madariaga.

http://franciscomadariaga.blogspot.com.ar/
Francisco Madariaga


DONCELLA BRUJA

Seres adoradores del centro de la tierra, del cuerpo de la tierra, de los follajes de la tierra.

Tierra sentada junto a mi con miembros de doncella bruja trabada de cabellos-terrores del amor;
quiere ella que le aten los sexos vivos de sus hombres
de plata o de diamante, de rayos o de espumas.

Sus hombres de celo de flores de locura de pájaros, de intenciones rojas negras de pájaros.

¿Sus rodillas?: con la maldad del aceite del todos los colores.

Rodillas que se doblan porque su corazón-sexo
hierve aquí mas que en cualquier
  Continente.

 
                                                                    <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*>

 FRANCISCO MADARIAGA. Antología poética. Fondo Nacional de las Artes. Buenos Aires (Argentina). 1996.
 

domingo, 20 de marzo de 2016

Dos poemas de Felipe Aldana


 
Felipe Aldana


hay que matar al tirano 
le dijeron

apareció al otro día
con el costado enrojecido

he comenzado
contestó
matándolo dentro de mí mismo



   <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*>


en un país donde el otoño 
se daba la mano
con la primavera

tenía el lenguaje húmedo
como una caricia
y la paz del alma
como una moneda de plata
en la palma de la mano
 



Aldana, Felipe. Felipe Aldana: obra poética y otros textos. Editorial Municipal de Rosario. Rosario, Argentina. 2001


 

viernes, 18 de marzo de 2016

Un poema de Jorge Leónidas Escudero

Jorge Leónidas Escudero




 

 LOS MUCHACHOS

A la mesa del bar van tres amigos
todos los días para ver
extinguirse la mañana. 
Hablan de que el río poco agua este año.
Ya ellos qué, pero discuten
como si poseyeran grandes cultivos. 
¿Y la política?
¡Ha de los ladrones!  dice alguno
y a otro le viene a la memoria
el robo lejano de su bicicleta.
La plata ya no alcanza para nada se quejan
y arremeten contra la juventud
a la que consideran hoy pervertida. 
Pagan de a cada uno el habido
consumo individual y se alejan después con
me duele un pie, esto es artritis, gastritis
me produce el café. 
Y el mozo del bar con mirada aburrida
los ve irse a mansalva con cara de inocentes
cuando es público y notorio que están confabulados
y otra vez han asesinado a la mañana.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Un poema de Hugo Mujica.

Hugo Mujica.

 

Hay perros que mueren de la muerte de su amo

Hay perros
que mueren de la muerte de su amo
cuerpos que no hacen el amor,
hacen el miedo
que no se agitan,
                        tiemblan.
Y hay hombres
en los que muere dios
como una gota de lacre
sobre el pecho
           de un torso de mármol,
son los que lloran cuando creen,
estar hablando,
o gritan soñando, pero al alba
olvidan el grito
con que encendieron la noche.
Hay hombres en los que gime dios
por no encontrar un hombre
                   donde morir de carne,
pero no llora como quien lo hace
solo,
llora como quien llora abrazado a un niño. 

Un poema de Elena Anníbali

Elena Anníbali

EL TELÉFONO 

desde alguna ciudad han llamado los otros 
los que por alguna razón están afuera 

ignoramos lo que eso signifique 

pueden estar, quizá, retozando 
de felicidad 
--el pulso candoroso-- 
amando o dejándose amar 
por extraños 

pueden, también, 
estar caminando, aún, 
sobre el áspero desierto 
de sus alucinaciones 

han llamado 

y hemos ido, vehementes, 
a levantar 
el rojo auricular que creíamos muerto 

y no hemos entendido nada: 

un idioma extranjero 
tal vez 
la interferencia del viento 
entre un balbuceo y otro 
una falla mecánica 

la lengua que nos hermanaba 
ha caído, rota, 
como un vaso en el piso 
y es inútil reconstruirla 

¿qué decían, aquellos? 
¿sigan la línea del lago 
hacia el Sur
¿nos pedían esperarlos? 
¿o el mensaje era 
permanezcan allí 
que la zona es infinita 
e inusual su infierno, 
y triste

- . - . - 

ELENA ANNÍBALI.  La casa de la niebla. Ediciones del Dock. Colección Pez náufrago. Buenos Aires, 2015. Pp. 34-35. 


martes, 15 de marzo de 2016

Un poema de Mario Benedetti

Mario Benedetti

SER Y ESTAR 

Oh marine 
oh boy 
una de tus dificultades consiste en que no sabes 
distinguir el ser del estar 
para ti todo es to be 

así que probemos a aclarar las cosas 

por ejemplo 
una mujer es buena 
cuando entona desafinadamente los salmos 

y cada dos años cambia el refrigerador 
y envía mensualmente su perro al analista 
y sólo enfrenta el sexo los sábados de noche 

en cambio una mujer está buena 
cuando la miras y pones los perplejos ojos en blanco 

y la imaginas y la imaginas y la imaginas 
y hasta crees que tomando un martini te vendrá el coraje 
pero ni así 

por ejemplo 
un hombre es listo 
cuando obtiene millones por teléfono 
y evade la conciencia y los impuestos 
y abre una buena póliza de seguros 
a cobrar cuando llegue a sus setenta 
y sea el momento de viajar en excursión a capri y a paris 
y consiga violar a la gioconda en pleno louvre 
/ con la vertiginosa polaroid 

en cambio 
un hombre está listo 
cuando ustedes 
oh marine 
oh boy 
aparecen en el horizonte 
para inyectarle democracia. 

- . - . - 

MARIO BENEDETTI. Inventario. Poesía completa (1950-1985). Editorial Nuerva Imagen. Primera ed. en Montevideo, 1963. Séptima ed. en Argentina, 1990. Pp. 378-379. 


lunes, 14 de marzo de 2016

Un poema de Alberto Girri.

Alberto Girri
                  
INTERVALO COMO LÍRICA


         1

Eleva su mano en actitud
de encontrar otra, alzándose, paralela,
con la que renovaría comparaciones
entre ambas,
                   sus figuras,
el largo de los dedos.


                          2

El yo que la induce
a hacerlo prosigue
su murmullo, habitual:
                            “Yo amo”,
y a la vez insiste
en no plegarse al martilleo
de la razón negativa:
                            “No hay tal cosa
como Amor, ese nombre contiene
sólo lo errático, la turbia
emocion del apego buscando
que su reverso, ¿el odio negativo?
lo alcance.”

                          3 

Gira luego la mano
sobre sí misma, cambio de frente,
pasión de remover.
                            ¿Qué yo actúa entonces?
El que cava hasta lo más
indiferenciado del recuerdo,
                            concluyendo: “Soy una
pura conciencia que recuerda.
y esto lo sé porque amo”;
                   y no le importa
que nuevamente la glacial,
ecuánime razón negativa,
lo desmienta:
                   “Aquello que se dijo primero sí,
lo segundo no; no puede
la pura conciencia afirmar Yo amo”

                           4

Con el sueño
todo contrapunto acaba,
                            la mano desciende, en calma
ahora sobre los labios de su dueña, ahora
sin ningún yo para aliviarla;
                          en conclusión, una mancha
en la penumbra, como lo único
que quedó de la mancha del amor,
de la irresistible necesidad, miseria,
del amor de entibiarse a cualquier precio,
aun con hojas secas. 

       <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*> <*|*>

ALBERTO GIRRI. Homenaje  a W.C. Williams. (1981)