Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

martes, 28 de junio de 2016

Un poema de Joaquín O. Giannuzzi


NO MÁS TRABAJO, ABUELO

Supongo que de una vez por todas 
debe estar descansado 
el esqueleto del abuelo hecho un revoltijo en la urna. 
Cruzado de cicatrices de albañil 
y la condecoración de un clavo 
hundido en el húmero derecho. 
Pero no estoy totalmente seguro de que la osamenta 
no sufra sacudidas de vez en cuando: 
cincuenta años de levantar paredes 
quizás no hayan agotado su impulso y el abuelo no quiere 
que oscurezca un resto de energía en el acumulador. 
Pero todo está bien, abuelo. 
Su largo sudor se ha evaporado, formó nubes 
y retornó en la lluvia. Ningún asunto suyo 
fue desperdicio. Por su causa 
la obra continúa en construcción. 
Por gente como usted, la mejor sustancia del planeta, 
salió el sol todos los días. Por usted 
valió la pena estar de pie y agradecido. 
No haga ningún esfuerzo por resucitar, abuelo: 
ya basta de trabajo. 
Y que no se le ocurra 
poner en orden sus propios escombros 
ni ocupar sus vacaciones arrancando 
el clavo de su hueso más heroico y personal. 

- . - . - 

JOAQUÍN O. GIANNUZZI. Del libro Señales de una causa personal (1977), en Obra Poética. Emecé Editores. Buenos Aires (Argentina), 2000. Pág. 239.