Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Un poema de María Rosa Lojo

María Rosa Lojo


2. HOMBRE DE LA LUNA 

En la luna hay un hombre que te mira todas las noches. Algún día se desprenderá de su lugar y caerá sobre la palma de tu mano derecha, empequeñecido y gastado por el vuelo. Ya no podrás soñar que te ama porque lo desprecias. Y aunque él verdaderamente sigue amándote y ha entregado las tres cuartas partes de sí mismo para tu alegría, lo guardarás en el primer cajón de tu mesa de luz, indiferente al destierro irreversible, al inútil tesoro de su sacrificio. 

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MARÍA ROSA LOJO. Poetas argentinas (1940-1960). Selección y prólogo de Irene Gruss. Ediciones del Dock. Colección Pez Náufrago. Buenos Aires, 2006. Pág. 171. 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Un poema de Niní Bernardello

Niní Bernardello


No hay salidas. No hay timbres 
ni certificados. 
Hay portales abiertos. Pero no hay 
ni una mano tendida. 

Cumple con tu día hambreándote

Él olvida el vino sagrado y las risas. 
Embotado camina y camina 
vendiendo un espejo, una sábana. 
Al llegar a la esquina se detiene, sudoroso. 
No alumbran los faroles secos. 
Roe el ratón su pan de madera. 
Bolsillo vacío, derramado tabaco, algunos 
fósforos, un boleto roto. 
Tu carta doblada, una llave ajena. 

Cumple con tu día hambreándote. 

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NINÍ BERNARDELLO. En Poetas argentinas (1940-1960). Selección y prólogo de Irene Gruss. Ediciones del Dock. Colección Pez náufrago. Buenos Aires, 2006. Pág. 70. 

Un poema de Inés Aráoz

Inés Aráoz


RÍA Y LA TRAYECTORIA DE LA LUZ 

Se escribe y se escribe para nada --piensa RÍA, colgada del balón rojo al atardecer. Y quizás como una consecuencia del bamboleo de las piernas viajeras de RÍA sobre la tierra, las patitas barrocas y lujosas del sol labran y labran la superficie blanca del papel. 

(de Las historias de Ría

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INÉS ARÁOZ. En Poetas argentinas (1940-1960). Selección y prólogo de Irene Gruss. Ediciones del Dock. Colección Pez náufrago. Buenos Aires, 2006. Pág. 35. 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Un poema de Roberta Iannamico

Roberta Iannamico


TODAS NOS empezamos a parecer a nuestras mamás 
cuando pasa el tiempo 
nos ponemos grandotas 
percheronas 
la mirada 
más hermosa 
como de alguien que puede 
defenderse de todo 
como de alguien que está 
enamorada de sí misma 
en los momentos 
de soledad. 

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ROBERTA IANNAMICO. En Poetas argentinas (1961-1980). Selección y prólogo de Andi Nachon. Ediciones del Dock. Buenos Aires, 2007. Pp. 144-145.