Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

domingo, 20 de marzo de 2016

Dos poemas de Felipe Aldana


 
Felipe Aldana


hay que matar al tirano 
le dijeron

apareció al otro día
con el costado enrojecido

he comenzado
contestó
matándolo dentro de mí mismo



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en un país donde el otoño 
se daba la mano
con la primavera

tenía el lenguaje húmedo
como una caricia
y la paz del alma
como una moneda de plata
en la palma de la mano
 



Aldana, Felipe. Felipe Aldana: obra poética y otros textos. Editorial Municipal de Rosario. Rosario, Argentina. 2001


 

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