Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

domingo, 26 de mayo de 2013

Un poema de Eliseo Diego

Eliseo Diego

EL SITIO EN QUE TAN BIEN SE ESTÁ

3

Ella, siempre 
lo dijo: tápenme 
bien los espejos, 
que la muerte presume. 

Mi abuela, siempre 
lo dijo: guarden 
el pan, 
para que haya 
con qué alumbrar la casa. 

Mi abuela, que no tiene, 
la pobre, casa 
ya, 
ni cara. 

Mi abuela, 
que 
en paz 
descanse. 

- . - . -

Eliseo Diego: En la calzada de Jesús del Monte. En Los poetas de Orígenes, antología. Selección, prólogo, bibliografía y notas de Jorge Luis Arcos. Fondo de Cultura Económica. México, D. F. (México), 2002. Pág. 263. 

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