Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

martes, 14 de mayo de 2013

Un poema de Dionisio Ridruejo

Dionisio Ridruejo

2


La lealtad verdadera 
es apearse del burro 
y desmontar la quimera. 

Porque donde dije y digo 
están el sudor del hombre 
y el embeleso del niño 
y la mujer que en el vientre 
y el corazón lleva el nido. 

Por ellos cambio de idea 
porque ellos serán los jueces 
del valor de la herramienta. 

Por ellos vuelvo a montar 
porque la tierra del hombre 
es la de nunca acabar. 

- . - . -

Dionisio Ridruejo: En breve (1975). En Dionisio Ridruejo: Poesía. Alianza Editorial; El Libro de Bolsillo (1ª ed.: 1976; 1ª reimpr.: 1987). Madrid (España), 1987. Pág. 170. 

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