Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

lunes, 13 de mayo de 2013

Un poema de Dionisio Ridruejo

Dionisio Ridruejo

[Jugar, jugar contigo, cosa mía]

Jugar, jugar contigo, cosa mía, 
jugar que me responde 
sin besar ni decir, riendo, 
mordisqueando, asiendo tibiamente, 
enamoradamente siendo cosa, 
cosa buena y pasiva 
que purifica el tacto 
y hace otra nueva de la carne antigua, 
fresquísima, inocente. 
Cosa que se resoba y se gusta y se mira 
y mete por los sentidos rosas, azucenas, palomas 
y cachorrillos de tigre con los dientes blandos, 
y por los sentidos llega al corazón 
llenándolo de miel y de mañana clara 
y de lágrimas con el arco iris; 
de mañana con pájaros irremediablemente cantores, 
de miel y lágrimas que es necesario dar. 
Jugar, jugar contigo, 
jugar a equivocar tu carne con mi alma, 
jugar a esconderte en cada latido, 
jugar a ser instante y juego sólo. 

- . - . -

Dionisio Ridruejo: Los primeros días. (Idilios de la hija reciente.) En Dionisio Riduejo: Poesía. Selección de Luis Felipe Vivanco. Introducción de Marià Manent. Alianza Editorial; El Libro de Bolsillo. Madrid (España), 1ª ed.: 1976; 1ª reimpr.: 1987. Pág. 106. 

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