Estábamos admirados de tantas marchas disimuladas
de orillas que germinaban por placer
hasta de los propios avatares sin temple
que se enmendaban al divisarlos
Y por consiguiente superioridad emotiva
los trazados de CILL no dejaban
transformarse en su propia ocupación
llegan a subequisar todo lo indecible
en términos de comparación
Pero una perfecta visión de cill hacía presentir
el más peligroso acecho del cielo contra su norte
Podíamos suponer a cill en tan larga seguridad
como si imagináramos un bloqueo a la pronunciación?
Sería ejemplificada ésta su manera que podía ser
si suavemente cill descubriera la tirantez del horizonte?
Como una acción a propósito
como una desfavorable miríada de voces
llegamos así a subequisar la ruta de cill
sin poder apuntarla
GYULA KOSICE. Obra poética. Selección 1940-1982. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1984. Pág. 115.
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