Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

lunes, 29 de febrero de 2016

Un poema de Julio Herrera y Reissig

Julio Herrera y Reissig

FIAT LUX 

Sobre el rojo diván de seda intacta, 
con dibujos de exótica gramínea, 
jadeaba entre mis brazos tu virgínea 
y exangüe humanidad de curva abstracta... 

Miró el felino con sinuosa línea 
de ópalo; y en la noche estupefacta, 
desde el jardín, la Venus curvilínea 
manifestaba su esbeltez compacta. 

Ante el alba, que izó nimbos grosellas, 
ajáronse las últimas estrellas... 
El Cristo de tu lecho estaba mudo. 

Y como un huevo, entre el plumón de armiño 
que un cisne fecundara, tu desnudo 
seno brotó del virginal corpiño. 

- . - . - 

JULIO HERRERA Y REISSIG. Poesías completas. Estudio preliminar por Guillermo de Torre. Losada. Buenos Aires, 1942. Tercera edición, 1958. Pág. 229. 

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