Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

lunes, 5 de octubre de 2015

Un poema de Felipe Aldana

Felipe Aldana



Quien dice que vio una estrella 
y vio la cosa más bella 
mirando tan sólo a ella, 
no vio lo mejor así, 
no vio la flor del maíz, 
no vio la flor del maíz. 

No encontró ojos brillantes 
con reflejos de diamante, 
cutis fresco, rozagante, 
labios tiernos para el "sí", 
no vio la flor del maíz. 

Negó belleza a porfía 
porque pasó todo el día 
en la chala dura y fría. 
No sabe nada de mí, 
no vio la flor del maíz. 

Primera entre las primeras, 
negó que la luz viniera 
a besar la cabellera 
de quien junta por aquí, 
no vio la flor del maíz. 

Quien no vio esta juntadora 
no vio la flor de la aurora, 
no vio rosa seductora 
y sostengo para mí, 
no vio la flor del maíz, 
no vio la flor del maíz. 

- . - . - 

FELIPE ALDANA. De Un poco de poesía (1949). Tomado del volumen Felipe Aldana / Obra poética y otros textos. Editorial Municipal de Rosario. Rosario, 2001. Pp. 95-96.

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