Ahora que cubrió de blanco velo
el oro la hermosa Aurora mía,
blanco es el puro sol y blanco el día
y blanco es el color del claro çielo.
Blancas tus flechas son que yo reçelo,
tu arco blanco y rayos de alegría,
Amor, con que me hieres a porfía,
blanco es tu ardiente fuego y frío hielo.
Mas, ¿qué puedo esperar desta blancura,
pues que su blanca nieve el tierno pecho
tiene contra mi alma defendido?
¡Oh beldad sin amor!, ¡oh mi ventura!,
que ardo yo en mi fuego satisfecho
y muero en nieve fría convertido.
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